Blog de Joselito

No tenemos tiempo

El ritmo de la vida diaria parece obligarte a un consumo brutal donde cada mes parece que te han quitado más tiempo libre del que tenías anteriormente.

Me refiero a estar en redes sociales para estar informado o interaccionar con amistades (reales u online), a leer Blogs, a ver esos vídeos a los cuales te suscribiste y que cada día aumentan, a revisar tus emails y contestarlos, tus webs favoritas, prensa y un largo etcétera. Aparte de tu trabajo, lógicamente.

Luego nos extrañamos que cada día leemos menos libros, que salimos menos a la calle con amigos reales, que vemos menos películas y evitamos las de mucha duración (a menos que sea yendo al cine, que también ha disminuído bastante teniendo plataformas online), incluso ocurre con algunos podcasts: duran demasiado como para gastar ese escaso tiempo diario que tengo.

No nos damos cuenta de esto en un principio hasta que por fin nos lleva al stress, a la ansiedad o al insomnio. Y a darte cuenta que has ido dejando atrás muchas cosas que antes hacías y que ahora ya no.

Lo peor de esto es que parece que te obligan a ello. Ya necesitas tener un whatsapp o eres un rarito, lo que ocasiona que te vengan muchas más interacciones, ya sean familiares, del trabajo, amistades y otras. Yo en esto me salvo, por ahora. Ya te obligan a llevar un smartphone y empiezan a salir servicios o incluso apps obligatorias, como desde algunos bancos, para sobrevivir. Hay a quienes les obligan ya a esto hasta en su propio trabajo.

Este ritmo diario debe parar. Y como seguramente no lo hará o irá a peor, deberías revisar tu rutina diaria y en qué gastas tu tiempo diario y hacer algo para reducirlo y tener tiempo para otras cosas en tu vida. Y me refiero también a tu vida real.

Como leí hace poco: la vida es eso que ocurre mientras no usas un smartphone. Estamos perdiendo vida y sobre todo nuestra privacidad. Damos nuestros datos más preciados a grandes empresas y de publicidad y a la mayoría les da igual. Estamos perdiendo aquello que nos gustaba hacer y que ya hasta has olvidado porque casi todo tu tiempo está ocupado.

Entiendo a esa gente que terminan harta de todo y hasta dejan de usar un smartphone y se pasan a un teléfono tonto, o empiezan a abandonar las redes sociales en las que estaban (que raramente estaban en solo 1 red social, sino en varias), esa gente que vivía por los likes y ser reconocidos, lo que también conlleva otro tipo de problemas psicológicos.

Yo nunca he querido ser reconocido en nada. Nunca me importó empezar de nuevo cada vez, ni cuántos seguidores tenía. En realidad era peor tener demasiados seguidores, porque mi stress aumentaba con tanta interacción. Tuve que terminar dejando la red social libre debido a ello y a mi insomnio, que se convirtió en algo bastante grave, como ya os conté en otro artículo. Y ahora tengo más VIDA REAL y lo online algo más controlado, aunque aún ni siquiera del todo.

No, no he descartado lo online, no podría. Paso bastante tiempo en la red, pero ya no como antes. Ahora hago muchas otras cosas que apenas recordaba ya que hacía, y otras que tengo pendiente de retomar, como mi música. Hasta tengo tiempo de aburrirme, que no sabía qué era eso, y hasta me da tiempo para algún podcast o charla de vez en cuando porque me divierto con ello.

Igual tu que me lees estás en una situación similar. Es muy común hoy en día e irá a peor. Antes de caer en el stress, ansiedad o insomnio, piensa bien en qué gastas tu tiempo cada día y contrólalo. Tu salud te lo agradecerá.

De pronto tu vida ha cambiado, duermes peor, te parece que 24 horas no son suficientes para revisar todo lo que llevas online y te engañas como que esto es algo normal. Y no, no lo es.

Hay gente que se salva de todo esto, y los alabo por ello. Hay que tener mucho autocontrol y yo carezco de él. Ojalá tu seas de estas personas que controlan. Si es así te felicito.

Miedo me da la generación que ha crecido ya con un smartphone en la mano, o de jóvenes y niños/as que están siendo influenciados a llevar como algo normal este ritmo brutal y a terminar psicológicamente afectados, sobre todo en las redes sociales.