Blog de Joselito

El ego

Tener ego no es malo, todos lo tenemos. El problema es cuando ese ego es ya excesivo y hasta puede afectar a quienes te rodean físicamente u online.

Si eres creador de contenido, de cualquier tipo, ¿te has preguntado qué te mueve realmente a publicar?. ¿Crees que lo haces únicamente por los demás?

Seamos sinceros y miremos bien dentro de nosotros mismos: esperamos que nos lean o escuchen, que nos comenten algo de lo que hacemos, ver que al menos hay gente ahí que puede valorar ese contenido. Cuando vemos que nadie comenta y/o que apenas tienes visitas, empiezas a replantearte si seguir.

Es cierto que también puede servir a tu propio interés el publicar algo para recordarlo más adelante y que no se pierda. Pero aún así debes reconocer que esperas que otras personas le den un significado a lo que estás haciendo.

Y es normal, ¿no?. Publicar para que nadie siga lo que haces, ¿sirve realmente de algo?. Este es un ego que para mi es normal.

Luego están aquellos que necesitan más y más, buscar formas de crecer en seguidores a toda costa, con trampas como seguirte y una vez que estás atrapado al devolver el seguimiento, dejarte de seguir. O incluso maltratándolos, como por ejemplo silenciándolos (no pueden con todos pero qué bueno mi número de seguidores, que todos lo vean). Se trata de presumir y sentirse valorado así, y a veces hasta sentirse superiores haciéndolo ver a los demás.

Esto último sí es un ego más enfermizo para mi. Pero lo peor es que puede llegar a luchar por esto a costa de los demás. Todo por más likes, más seguidores, que compartan más lo que hago, más fama, por ser siempre mejor que los demás.

No hablo del que quiera dedicarse profesionalmente a algún tipo de publicación y a ganar un dinero extra o su salario con ello. Esto es respetable. Hablo más de ese ego excesivo online que necesitan muchas personas para tristemente sentirse queridos. Esto también desemboca en muchos problemas psicológicos.

Seguro que conoceis a personas así en redes sociales y en otras ramas de la vida.

Pero oye, que yo también necesito que me comenteis algo de lo que hago o saber que estáis ahí, ¿eh?