Blog de Joselito

El jardín del Califa

Estas últimas vacaciones las disfruté muchísimo y sobre todo en mi querido pueblecito de Vejer de la Frontera (Cádiz). Un pueblo precioso con calles estrechas y restos de otra época. También es muy conocido en la zona por su típico lomo en manteca, riquísimo.

Pero no os voy a hablar esta vez del pueblo sino de un restaurante que tenía ganas de probar por recomendación de otras personas de mi trabajo: El jardín del Califa, y que aunque es un restaurante caro tenía otro atractivo especial: nunca habíamos probado mi mujer y yo la comida marroquí o árabe, y teníamos ganas, aparte de que tenía buena fama la comida de este lugar. Aún no siendo comida típicamente marroquí sino una mezcla con otras culturas y variedades, también traía platos muy típicos de ella.

Aparte del encanto del pueblo, la experiencia fue muy buena. Eso sí, hay que reservar muchos días antes para poder comer allí, y en caso de lluvia se anula dicha reserva, normalmente porque te dan cita en el patio, que es al aire libre.

Está en la zona alta del pueblo, en la misma plaza, y muy cerca hay un parking privado cubierto donde se puede dejar el coche. Recomiendan que si es por la noche y en fin de semana o festivo se vaya más de 1 hora antes porque podría haber problemas de aparcamiento. Es un sitio donde normalmente hay mucho turismo, no solo por este pueblo sino por otros cercanos.

La plaza es muy parecida a la de Algeciras, donde yo nací. Y rodeada de muchos bares, donde paramos a hacer tiempo y tomar algo para refrescarnos tras dar bastantes vueltas por el pueblo y visitar algunos lugares emblemáticos. También me compré una gorra, que me olvidé la mia en casa y la calva no se iba a salvar de tanto calor.

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Yo creía que el sitio era un edificio más grande pero resultó más humilde, aunque luego al entrar tenía bastante dentro: tetería, alojamientos, el restaurante... Está en la misma plaza.

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Antes de entrar ya sorprendía el lugar y las calles estrechas rodeadas de plantas por todos lados y decoración algo árabe. Y justo al pasar dentro del restaurante daba bastante buena impresión para el calor que hacía, con tolditos en las mesas (todas con el cartelito de reservadas) y la cocina justo al entrar, a la vista.

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La carta también era algo diferente, muy a lo árabe.

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Se veía un sitio ideal para comida en grupos. De hecho luego, cuando se fueron llenando las mesas, se veían muchos grupos disfrutar de la comida y con alegría. Gran ambiente.

La verdad es que siendo un sitio caro temíamos que la comida no nos gustara pero tienen una variedad enorme y supimos elegir lo que más nos podría gustar sin arrepentirnos. Y la verdad es que fue genial: buen servicio, lugar y comida en general. Yo acompañando de una copa de Ribera del Duero y mi mujer solo quiso agua para comer (no le gusta el alcohol y no quería refrescos).

Primero nos dejaron unas aceitunas rarísimas de color morado y muy largas, especiadas y muy ricas.

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Me vais a perdonar pero es que con la emoción apenas hice fotos una vez que empezamos a comer. Tan solo cuando terminamos las aceituras me acordé, por lo que solo pude hacer foto del platito, del pan de pita con regañá (muy rico, con orégano y otras especias) y del café árabe final. La comida la disfrutamos tanto que nos olvidamos de todo lo demás y me jode no poder enseñaros ninguna foto. Si algún día volvemos a ir ya lo haré, sorry.

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Esto último, el café árabe, me sorprendió gratamente. Era café solo, con cardamomo y canela, muy rico. Tenía como cierto sabor a flores pero sin dulzor, no sabía tampoco mucho a café. La mezcla era extraña pero muy agradable. Lo servían con azúcar morena.

Esta comida fue un toque final maravilloso al viaje a este pueblo. Tras terminar nos fuimos para otro pueblo cercano y bueno, por fin pudimos disfrutar este año de unas vacaciones por mi zona y disfrutando sobre todo de bastantes pueblos de Málaga y Cádiz.

No me extraña que una semana tras las vacaciones, ya trabajando, terminara con un ataque de gota ja ja.